Charla con Andrés Neuman

domingo, 9 de mayo de 2010


Absorta en mi mundo como estoy, se me había olvidado por completo que tocaba Feria del Libro de nuevo. Y eso que es la única feria que me gusta en esta ciudad. Ayer por la mañana salí de casa a dar una vuelta por el centro y me la encontré de sopetón. Una alegría inesperada. Lo que no sabía era que me aguardaba otra.

Al echarle un vistazo a la programación de la Feria de este año vi que entrevistaban a Andrés Neuman por su reciente Premio de la Crítica y, aunque tuve que inventarme algo que hacer durante tres horas por el centro, la espera y el fresquito merecieron la pena. Tuve que espantar a un moscón que se las daba de entendido y era evidente que no había leído nada de Neuman ni de casualidad, aunque así lo pretendiera. Pero debió verme cara de tonta y se dijo: "Con esta me quedo yo". Al final, harto de que lo corrigiera (y no soy de las que corrigen constantemente a los demás, pero es que este no paraba de meter la pata), se cambió de sitio. Una vez solita y tranquila (que es como se disfruta de estas cosas si no puedes ir con otra persona a la que le guste el tema tanto como a ti), vi, por el rabillo del ojo, aparecer al invitado.

Durante una hora (y empezando a la hora señalada, lo cual se agradece por poco habitual), Manuel Pedraz y Andrés Neuman hablaron de literatura, de su nueva obra, Cómo viajar sin ver, de El viajero del siglo, de su poesía, sus microrrelatos, el futuro del libro en papel y su convivencia con los libros electrónicos... Sesenta minutos que se me pasaron volando, porque no fue la típica entrevista-coñazo. El entrevistador había preparado muy bien su parte y el entrevistado estuvo la mar de simpático y entretenido. Supongo que andará harto de promociones y entrevistas y coloquios y demás, pero lo cierto es que no se le notó nada, lo cual también se agradece enormemente.

Mi única pena fue no haberlo sabido antes y haber llevado mi ejemplar de El viajero del siglo para que me lo firmara. Aunque conociéndome, al final no me habría acercado, porque luego pienso siempre: "¿Y para qué narices quiero la firma?" Me quedo con lo otro: con las risas, los espontáneos, la megafonía sonando constantemente, los poemas... En definitiva, un buen rato disfrutando de la literatura.

2 comentarios:

Hutch dijo...

Me alegro de que el encuentro fuera agradable. Hoy mismo, el blog de "La tormenta en un vaso" hace una reseña de su novela. ¿Moscardones literarios también? Ésos son de altos vuelos. Saludos.

Suntzu dijo...

Angelus, me paso y la leo. Para los moscardones literarios no hay nada como tener un matamoscas dialéctico siempre a punto.No falla.

Saludos.