Más vale tarde

martes, 22 de octubre de 2013

Que una tiene muchas lagunas respecto a casi todo es un hecho, pero algunas de ellas son imperdonables. Ayer llegó a mis manos Fragmentos de un libro futuro, de José Ángel Valente. Es lo primero que he leído de él y he de decir que ha superado con creces mis expectativas. Ha sido una lectura inolvidable y reveladora, de esas que marcan un antes y un después. No se me ocurre nada mejor que decir porque cuando un libro te toca así, no hay palabras. Sólo me queda agradecer la recomendación y el préstamo del mismo y decir que, por supuesto, me haré con él en cuanto pueda.

"Llorar por lo perdido cuando no deja huella el pie en la arena que no sea borrada por la cierta sucesión de las aguas".

"Llamo a todas las puertas. La única que se abre es la sola que no conoce el perdón".

Solo la soledad resuena larga
igual que cola o viento.
                             Vienen
desde el vacío las palabras,
nos poseen desnudos en su centro abrasado
y en él nos desengendran
para hacernos nacer.
                               escucha
como la soledad despierta,
inaudible, la pura raíz del aire.



Hay una leve luz caída
entre las hojas de la tarde.
No podemos hollarla.
                            Dame
tu mano y cruza
de puntillas conmigo
para nunca pisarla,
para no arder tan tenue
en sus dormidas brasas
y consumirte lenta
en el perfil del aire.

La lluvia

sábado, 19 de octubre de 2013

Es el título del último poemario de Antonio Rivero Taravillo (Melilla, 1963) hasta el momento. Dividido en cuatro partes ("Acuarelas", "Lluvia de Oriente", "Aguafuertes" y "Sed") y con el agua como hilo conductor, sus versos desprenden sensaciones muy zen, por así decirlo: paz, soledad, melancolía, el paso del tiempo... Lectura ideal para una tarde como esta en la que amenaza lluvia, precisamente.

El libro comienza con composiciones de carácter impresionista, instantáneas, trazos delicados y poco a poco va adquiriendo más consistencia, tocando temas más personales relacionados con la vida y los recuerdos del poeta: visita a casa de unas amigas ("Las hijas del comandante Oráa"), escenas cotidianas ("En el cuarto de baño")... El libro se cierra con una elegía al padre muerto ("Casa de cambio") en la que he encontrado una de las metáforas más hermosas que he leído. Los objetos cotidianos transfigurados bajo la mirada del poeta también tienen un sitio a lo largo de todo el poemario: un frigorífico, una llave...

La parte que menos me ha gustado es la segunda, de carácter más oriental, con haikus y composiciones que remiten a temas frecuentes en este tipo de poesía. En cualquier caso, el libro está plagado de momentos brillantes, de momentos reveladores que llegan al lector como un rayo de sol abriéndose paso entre las nubes. En mi opinión, pocas cosas mejores nos puede aportar la poesía.

La edición es una maravilla, muy cuidada. En este sentido, creo que es de justicia destacar la labor que la editorial Renacimiento está realizando promoviendo la poesía actual.

Os dejo aquí un poema:

MITAD DE OCTUBRE

Todavía los cementerios
se aroman solitarios,
ya lavada la cara
para el Día de los Difuntos.
En las tumbas los líquenes
roban su nombre a los muertos
y se desposan con la piedra
escribiendo a su antojo el epitafio,
otros linajes, fechas diferentes.

En la ciudad de los vivos,
en un caballete invisible
se alza el lienzo del día;
los puestos de castañas otorgan
su niebla a la tarde de otoño.