Una luz en el desierto

jueves, 10 de septiembre de 2009

Ayer empecé y terminé de leer Desiertos de la luz, de Antonio Colinas, otro de mis descubrimientos tardíos. Siento no haberlo encontrado antes, pero, si lo pienso un poco, creo que de haberlo leído hace unos años no me habría gustado. Supongo que estas cosas llegan cuando tienen que llegar. Había leído otras obras suyas, como Sepulcro en Tarquinia, pero aunque me gustó mucho, no me llegó tanto como esta. Supongo que tendría que estudiar mucho para comprender en su totalidad ese poemario. Pero no descarto enfrentarme (o acercarme) a él en otra ocasión con tiempo y curiosidad por delante para ir descubriendo todos sus matices.

Por lo que respecta a Desiertos de la luz, empezaremos diciendo que es muy diferente a Sepulcro en Tarquinia y que consta de dos partes: "Cuaderno de la vida" y "Cuaderno de la luz". El primero está más relacionado con el mundo visible, con lo material, es decir, ciudades (Ávila, la Plaza Mayor de Salamanca), los campos, Jorge Manrique, Glenn Gould...

Versos como "De repente, la noche es una piedra/de luz/que estalla entre mis manos" o "¿Serán también los cuerpos laberintos/de secretos abiertos/para el que besa confiado sin/saber que luego habrá de consumirse/en el fuego del tiempo?/Secreto y profundo es el misterio/de ser (¿o el de no poder ser/por siempre?)" forman parte del primero de los cuadernos.

Pero creo que la mejor es la segunda parte. "Cuaderno de la luz" es un viaje interior, compuesto por poemas que tratan cuestiones mucho más abstractas e íntimas. Está impregnado (en realidad, todo el libro lo está, pero aquí el hecho se acentúa) de una religiosidad serena que transmite al lector (por lo menos, a mí) una paz que es muy de agradecer. Partiendo de los diferentes paisajes y lugares que Jerusalén le ofrece, el poeta ahonda en sus creencias, en su búsqueda interior de la luz. De esta parte destaco "La noche transfigurada" y "La lámpara de barro", aunque resulta difícil escoger.

El poemario va in crescendo, como si se hubiese guardado lo mejor (dentro de la calidad que desprende todo el libro) para el final. Aunque no me gusta nada fragmentar los poemas, dejo aquí algunos versos de "La noche transfigurada" y "La lámpara de barro". Si queréis más, ya sabéis, a leeros el libro.

La noche transfigurada

Para mí esta noche es la primera noche
y algún día también será la última.
Con los años el cuerpo pesa más,
pero a la vez no deja de ascender.
Acaso son los ojos los que siempre desean
huir para dormir arriba, más arriba,
en el lago abismal, invertido,
que es el firmamento.
[...]
Es esta noche la primera noche
y algún día también será la última.
Y, sin embargo, algo se va transfigurando
a cada instante en ella,
a cada instante en nuestro interior,
gracias a un fuego blanco, invisible,
que nos une y enciende.

La noche es una tumba de infinito
que un día se abrirá.


La lámpara de barro

[...]

Para los que seguimos buscando tus huellas
por la ceniza de los montes talados,
por los senderos nocturnos de espinos,
que venga a nuestro encuentro
tu lámpara de barro,
tu lucerna encendida.
Habrá llegado, al fin, la hora de mirarte a los ojos
desde las cuencas vacías de los nuestros.
(Aun así, te veremos.)
Y, ya en la sima oscura,
la palabra más fiel nos salvará por siempre,
pronunciaremos el más dulce ruego:
ábrenos a otra vida, siléncianos, remánsanos
en ese mar de luz o fuego blanco
del que nada sabemos,
del que esperamos todo.


Título: Desiertos de la luz
Autor: Antonio Colinas
Editorial: Tusquets
Colección: Marginales (Nuevos textos sagrados)
Año: 2008
Páginas: 121
Precio: unos 14 euros.
ISBN:978-84-8383-072-7