Dos de romanos

viernes, 13 de agosto de 2010

Probablemente, debería esperar para hacer este comentario a concluir la trilogía de Santiago Posteguillo, pero no lo voy a hacer. Entre otras cosas, porque le he prestado el primer tomo a uno de mis hermanos y no sé cuándo lo voy a poder leer, así que comento en esta entrada los dos últimos libros que he leído: Las legiones malditas y La traición de Roma.



Lo mismo que le ocurre a Bastian Baltasar Bux, el protagonista de La historia interminable, que acaba siendo un personaje más del libro y que salva Fantasía gritando el famoso "¡Hija de la Luna!" por la ventana, eso mismo, me ha ocurrido a mí con estos libros: que me he visto ponerme lanza en ristre para aguantar la embestida de los elefantes de Aníbal.

A primera vista, los tomos que componen la trilogía que recrea la vida de Escipión (Africanus, Las legiones malditas y La traición de Roma) son bastante gruesos, de ochocientas o novecientas páginas. Cuando una se pone a leer, se hacen cortos. Lo mío con la novela histórica viene de muchos años atrás, pero va por rachas. Hacía mucho, muchísimo tiempo que no disfrutaba tanto leyendo, que no me metía en el fragor de una batalla hasta oler la sangre del legionario que está a mi lado, hasta sentir ese escalofrío cuando el general lanza la última arenga antes del combate decisivo. Creo que la última vez que me metí tanto en un libro de este tipo fue leyendo la magnífica trilogía de Mary Renault acerca de la figura de Alejandro Magno (Fuego en el paraíso, El muchacho persa y Juegos funerarios).

El completo retrato que Santiago Posteguillo hace de la figura de Escipión, el Africano, de la época y de su entorno es producto de un trabajo de investigación y estudio que se aprecia en cada página sin que por ello se tenga la sensación de que se trate de un ensayo sesudo o de que le estén aleccionando a uno. Y sin embargo, se aprende a la par que se disfruta.



Quizá porque lo bélico me tira mucho me quedo, de Las legiones malditas, con la batalla de Zama y de La traición de Roma, con la de Magnesia. Nunca he sido capaz de poner en pie, por escrito, nada de demasiada extensión, por eso admiro la técnica y el saber hacer de personas como Posteguillo, que consiguen transmitir el ritmo, la tensión de una batalla campal. En el caso de este autor, además, elabora una panorámica completa de los ejércitos en lucha, alternando los puntos de vista constantemente, con una técnica muy cinematográfica, por así decirlo. Tan pronto estás metida en la cabeza de Escipión planeando la estrategia que hay que seguir, como uno de sus generales al frente de los hastati, como eres el mismísimo Aníbal.


Otro aspecto que me gusta de estos libros es que no se da una versión maniquea de la historia, no hay buenos ni malos, sólo (que no es poco) dos grandes mentes militares enfrentadas entre sí y con sus respectivos gobiernos, que les hacen la vida francamente difícil a ambos.

En resumen, estos libros no los recomiendo: deberían ser de lectura obligatoria.

Dejo por aquí un enlace al blog del autor en el que podréis escuchar una entrevista reciente al mismo en la cadena SER.