El nombre del viento

viernes, 27 de enero de 2012


Lo que más me gustaba de las novelas que leía cuando era una niña era que me llevaban a otro lugar. Esto que puede parecer una obviedad (“todos los libros crean otra realidad, bla, bla, bla”) no lo es. Hay libros que de verdad te transportan, te abren puertas a otros mundos, lo cual es de agradecer cuando el tuyo propio anda un poco patas arriba. Según he ido haciéndome mayor, cada vez me ha costado más volver a tener esa capacidad de abstraerme. Una parte de mí está leyendo, pero otra está pensando en las cosas que tengo que hacer. Y claro, así me va.

El nombre del viento es un libro que me ha hecho volver a leer como antes. Quizá porque el autor, Patrick Rothfuss, deja buena parte de la narración en manos de su protagonista, Kvothe, un posadero que, como todo buen protagonista que se precie, es mucho más de lo que aparenta. Un día, Cronista llega a la posada que regenta Kvothe, y el posadero decide contarle su historia. Eso sí, bajo sus condiciones: tres días de narración para que la historia pueda ser contada convenientemente. Durante el primer día (periodo que abarca el libro) Kvothe relata a Cronista su niñez con una troupe de artistas itinerantes, el asesinato de sus padres, su etapa de mendigo, su ingreso en la Universidad, su historia de amor... ¿El resultado? La misma sensación que si te contaran un cuento de casi 900 páginas al oído.

En cuanto leí el principio supe que el libro era diferente. Porque no se trata de una acumulación de hechos fantásticos y búsquedas de objetos mágicos y demás zarandajas. La historia de Kvothe transcurre en otro mundo distinto al nuestro, pero los problemas básicos son los mismos, las reacciones son las mismas, los miedos son los mismos. Incluso la historia de amor se aleja de los moldes propios del género, lo que la hace mucho más real (cosa que se agradece). La mayoría del tiempo ni siquiera tienes la sensación de estar leyendo un libro perteneciente al género fantástico.

Un libro magnífico que ha obtenido el apoyo y el aplauso del público y la crítica y que tiene su continuación en El temor de un hombre sabio.

Así que ya tengo decidida mi próxima entrada.