La Universidad Desconocida

domingo, 28 de abril de 2013

Tal día como hoy, en 1953, nació Roberto Bolaño. De seguir vivo, habría cumplido 60 años. Por eso traigo aquí la última obra suya que he leído: La universidad desconocida, (Anagrama, 2007). El autor fue ordenando y clasificando su poesía durante 1993, poco después de que le diagnosticaran su enfermedad. Algunos de los textos ya habían sido publicados.

Es la vida de Bolaño una vida de consagración a la literatura, o mejor deicho, al oficio de escribir a pesar de los rechazos de las editoriales, a pesar de todo: un ejercicio de tenacidad y de constancia admirables. Dejo aquí un enlace a un documental emitido hace un par de años (creo) en el que se relata la vida de Bolaño.

El libro combina poesía en verso y prosa poética en la que aparecen numerosos guiños a sus novelas. En este caso, prefiero no decir mucho más del libro, y dejar aquí algunos de sus poemas.

AUTORRETRATO
Jefe de banda a los 8 años, nadie sospechó
que el que tenía más miedo era yo.
El pelirrojo Barrientos y el loco Herrera
fueron mis más fieles capitanes
en aquellas mañanas rosadas de Quilpué
cuando todo a mi alrededor se desmoronaba,
pero Bernardo Ugalde fue mi más sabio amigo.
Vísperas del Mundial del 62
Raúl Sánchez y Eladio Rojas nos amparaban
en la defensa y el medio campo: los delanteros
éramos nosotros.
Valientes y audaces, como para no morir nunca,
mi pandilla siguió peleando
mientras los autobuses mataban a los niños solitarios.
Así, sin darnos cuenta,
lo fuimos perdiendo todo.


Lautaro, nuestra familiaridad

Llegará el día en que no hagamos
tantas cosas como ahora hacemos juntos
Dormir abrazados
Cagar el uno al lado del otro sin vergüenza alguna
Jugar con la comida a lo largo del pasillo
de nuestra casa en la calle Aurora
Este pasillo débilmente iluminado
que sin duda conduce al infinito

Lautaro, nuestras pesadillas

 A veces te despiertas gritanso y te abrazas
a tu madre o a mí con la fuerza y la lucidez
que sólo un niño menor de dos años puede tener
A veces mis sueños están llenos de gritos en la ciudad fantasma
y los rostros perdidos me hacen preguntas
que jamás sabré contestar
Tú te despiertas y sales corriendo de tu habitación
y tus pies descalzos resuenan
en la larga noche de invierno de Europa
Yo regreso a los lugares del crimen
sitios duros y brillantes
tanto que al despertar me parece mentira que aún esté vivo.



Esperas que desaparezca la angustia
Mientras llueve sobre la extraña carretera
En donde te encuentras

Luvia: sólo espero
Que desaparezca la angustia
Estoy poniéndolo todo de mi parte.