miércoles, 30 de diciembre de 2009
Eso es lo que explora Solaris, de Stanislaw Lem. Como siempre explico cómo llegan a mi vida los libros que comento aquí, diré que este lo encontré el otro día, por casualidad, en la biblioteca de mi centro, la cual piso más bien poco porque hace siempre un frío que pela. Pero estando allí para dejar la nueva gramática de la RAE, mis ojos se posaron en este libro y, automáticamente, recordé la docena de veces que Angelus me lo había recomendado, así que me lo llevé para leerlo estas vacaciones.

La novela engancha desde el principio. El protagonista (Kris Kelvin) llega a una estación espacial situada en un planeta, Solaris, cuya peculiaridad es que está casi todo cubierto por un océano de composición desconocida y cuyos efectos sobre los humanos no tarda en experimentar el propio Kris. Además, tiene otros tres compañeros, uno de los cuales se ha suicidado poco antes de la llegada del protagonista a la estación. Cuento esto porque no desvelo nada, se explica todo al principio de la novela. Los extraños fenómenos que ocurren en la estación llevarán al protagonista a investigar sobre el planeta en el que se encuentra con el fin de ayudarse a sí mismo y a sus compañeros, ya que todos están siendo objeto de unas extrañas alucinaciones.
Particularmente, lo que más me ha gustado del libro es que aborda la lucha con los propios demonios interiores de cada uno y cómo, extrañamente, en ocasiones nos aferramos a ellos a pesar de saber que nos hacen daño, que nos impiden ser felices. La relación entre Kris y Harey (su "demonio" particular) tiene fases aterradoras y enternecedoras al mismo tiempo. Así que lo que comienza con la apariencia de un viaje exterior, al espacio, acaba convirtiéndose en un viaje interior, una exploración de los recovecos más ocultos del alma y un estudio de uno de los sentimientos más comunes y difíciles de sobrellevar: la culpa.
Solaris es una lectura de las que te absorbe y te envuelve en una atmósfera onírica y, a la vez, claustrofóbica de la que resulta difícil desprenderse incluso cuando no lo estás leyendo. La única pega son algunos pasajes demasiado farragosos (para mi gusto) relacionados con el estudio del planeta y reconozco que son necesarios, pero siguen sin gustarme. Como casi siempre, ahí va un fragmento:
Si ella desaparecía después del experimento, eso significaría que yo deseaba que ella desapareciera. Que yo la había matado. [...] Tal vez hubiera en mí pensamientos, intenciones, esperanzas crueles de los que yo nada sabía, pues era un asesino que se ignoraba a sí mismo. El hombre se había lanzado al descubrimiento de otros mundos y otras civilizaciones, sin haber explorado íntegramente sus propios abismos, ese laberinto de oscuros pasadizos y cámaras secretas, sin haber penetrado en el misterio de las puertas que él mismo ha condenado.
En definitiva, si os va la ciencia ficción, no os la podéis perder.
Y gracias, Angelus.
Título original: Solaris
Autor: Stanislaw Lem
Editorial: Minotauro
Traducción: Matilde Horne y F.A.
ISBN: 978-84-750-7217-2
Precio: ni idea, este me ha salido gratis
Encontrado en: biblioteca