Una de capa y espada

sábado, 28 de julio de 2012

Acabo de terminar la lectura de La leyenda del ladrón, de Juan Gómez-Jurado. Es lo primero que leo de este autor que, por lo visto, es uno de los autores españoles que más vende en los últimos años. Una vez vista la experiencia, leeré más obras suyas. Escuché una recomendación en un programa de radio hace tres días y, teniendo en cuenta la superpoblación de mis estanterías, lo descargué de Amazon (me salió por la mitad que la edición impresa, lo que es de agradecer). Además, el libro ofrece contenidos interactivos de los que no he podido disfrutar por no tener un smartphone todavía, pero bueno, así tengo una excusa para releerlo dentro de unos meses.

La novela transcurre en la Sevilla del siglo XVI y tiene muchas características en común con la novela picaresca (aunque está narrada en tercera persona), ya que su protagonista, Sancho de Écija, es rescatado (no digo por quién, porque en el programa de radio lo soplaron y hubiese preferido no saberlo) de la venta que regenta su madre tras la muerte de esta y llevado a un orfanato. A través de sus peripecias, recorremos los distintos grupos sociales de la ciudad (clero, nobles, ladrones, mendigos, prostitutas...).

La leyenda del ladrón tiene acción y amor,  traiciones y amistades, venganza, muerte, sueños. Todo combinado para contar la vida de un joven hecho a sí mismo al que la vida se empeña en maltratar y que tiene un sueño: embarcar en alguno de los navíos que parten a las Indias y empezar desde cero allí. A este sueño se añade posteriormente la necesidad de venganza por la muerte de un ser querido.

Una lectura ideal para los aficionados a la novela de aventuras y, especialmente, para los enamorados de Sevilla y su historia, entre los que me cuento. Como los siglos XVI y XVII me atraen enormemente, y muchas veces, durante mis paseos por el centro me he imaginado cómo podría ser la ciudad por entonces,  he disfrutado de todas y cada una de las descripciones de Triana, el Arenal, la Casa de la Moneda (hecha hoy unos zorros), las Gradas de la Catedral... El ambiente está tan bien recreado y tiene tanta influencia en la historia que se convierte en un personaje más.

Los aficionados a la literatura también se encontrarán con un par de sorpresas muy agradables. Hay situaciones un tanto forzadas (es lo que tiene la ficción a veces), pero verosímiles dentro de la época y de la misma narración. 
 
En definitiva: una obra ideal para viajar en el tiempo.

Dejo aquí un enlace a un fragmento de la obra, para que decidáis si os interesa o no.





Los juegos del hambre

viernes, 29 de junio de 2012

Este lo leí ayer, de un tirón (bueno, había leído unas 40 páginas el día anterior). Obra absolutamente recomendable para el público adolescente.  En un escenario post-apocalíptico, cuenta la historia de Katniss, una chica  de catorce años que se ofrece voluntaria para sustituir a su hermana pequeña en los denominados "Juegos del hambre", una especie de Gran Hermano macabro en el que 24 chicos elegidos por sorteo (dos por cada Distrito) compiten entre sí.  Como en Los Inmortales, "sólo puede quedar uno": deben ir matándose mientras el país entero sigue la carnicería por televisión.

Es la primera parte de una trilogía y, como digo, es una obra especialmente recomendada para el público joven ya que su principal virtud es que resulta muy difícil dejar de leer una vez que te metes en la historia, lo que ya constituye un mérito tremendo con el público adolescente.







Ya estoy metida en el segundo. A ver qué tal.

EDITADO 9 DE AGOSTO 2012: He concluido la trilogía. Ratifico todo lo dicho. No creo que el tercer libro (Sinsajo) sea el mejor (como se apunta en su contraportada), pero es un buen cierre. Un buena lectura de verano y muy recomendable para adolescentes por sus ingredientes: aventuras, triángulo amoroso, ambiente futurista...

Paternidad

miércoles, 27 de junio de 2012

Que la paternidad (o maternidad) es una de las mayores alegrías que puede experimentar el ser humano es un tópico. Que la vida no suele transcurrir como uno se espera es otro tópico. Los dos son igualmente ciertos. 

El problema es que se combinen, es decir, que te toque ser padre en unas circunstancias especiales. Porque la vida, nuestros planes (esos que nos empeñamos en hacer y que no sirven para nada) pueden desviarse y traer sorpresas en cualquiera de sus fases y cualquiera de estos desvíos supone, para quien se ve empujado a ellos, dolor y extrañeza. 

De lo extraño y doloroso que puede resultar el nacimiento y la crianza de un hijo trata el relato del que quiero hablar hoy, "Paternidad", de Andrés Barba, incluido en su obra Ha dejado de llover. Es lo primero que leo de él y, si Dios quiere, no será lo último. Se trata de un  relato sincero, duro, que no sé si parte de una experiencia personal (en realidad, no me importa), pero que se ajusta con precisión a la situación de muchas personas y que he leído/vivido como propio.

En él nos habla de las experiencias de un padre forzoso que, por circunstancias de la vida y de sus caracteres (el suyo y el de su hijo), no termina de conectar con el pequeño. Alguien para quien la experiencia de la paternidad no está asociada a una habitación de hospital llena de flores y unas efusivas felicitaciones, sino a una relación hostil con la madre y fines de semana alternos (con suerte). Habla de esa dura sensación de tener frente a ti a un desconocido de un metro y poco al que no sabes cómo tratar porque para él no eres más que un extraño o porque no sabe o no puede demostrar lo que pasa por su cabeza. De esos niños que no terminan de ser como el resto. De esos padres que no atinan nunca con el regalo adecuado porque siempre se lo compran al niño con el que estuvieron hace un par de meses y que, por supuesto, ya no tiene nada que ver con el niño que tienen enfrente. Del amor construido pieza a pieza, trabajado a base de ensayo y error. De la lucha por conocer y ser (re)conocido.

26 años sin él

jueves, 14 de junio de 2012

No se me ocurre nada mejor que sus propias palabras:
 
AUSENCIA 

Habré de levantar la vasta vida
que aún ahora es tu espejo:
cada mañana habré de reconstruirla.
Desde que te alejaste,
cuántos lugares se han tornado vanos
y sin sentido, iguales
a luces en el día.
Tardes que fueron nicho de tu imagen,
músicas en que siempre me aguardabas,
palabras de aquel tiempo,
yo tendré que quebrarlas con mis manos.
¿En qué hondonada esconderé mi alma
para que no vea tu ausencia
que como un sol terrible, sin ocaso,
brilla definitiva y despiadada?
Tu ausencia me rodea
como la cuerda a la garganta,
el mar al que se hunde.



Descanse en paz.